Entre los escombros de la muerte de la pintura.
Cuando estoy trabajando solo tengo la intención de jugar, hago de lo lúdico una suerte de alquimia que transforma la catarsis en pintura. Ensamblo imágenes como quien hace un colage, pero utilizando el dibujo, el color, y la composición con toda la rigurosidad que permite mi extensa formación de taller.
Utilizo un meticuloso manejo del oficio porque creo que es la mejor manera que tengo de plasmar los conceptos que quiero proponer en cada obra. No me interesa para nada que mi obra tenga visos de contemporaneidad e incluso me deleita hacer referencias al arte de los maestros del pasado. Mi contemporaneidad está en mi compromiso a una pintura honesta y meditada que refleja lo que veo y lo que pienso.
Hago apropiaciones igual que el barroco americano, cuando trataba de hacer un barroco a secas. Estos se crearon a sí mismos, aportando solo su existencia y su trabajo cargado de pautas culturales y regionales. De esta manera me doy cuenta que solo puedo hablar o pintar lo que realmente conozco o siento.
Me parece que la única forma de hacer arte es siendo honesto conmigo mismo y con lo que yo llamo mi metro y medio que es lo que puedo abarcar por conocimiento y formación cultural.
Desde que empecé a trabajar siento que debo homenajear a mis padres por ubicarme en el mundo del arte sin aviso ni preguntas, sin haber concedido nada en el hecho creativo y teniendo, en especial, a mi madre con su coherencia a prueba de balas.
También tengo una deuda con mi maestro, Clever Lara por darme la disciplina necesaria e imprescindible para ser artista; con Carlos Porro por mostrarme como llegar a la luz aunque la uso en pintura, y con Gustavo Nakle que me enseño casi a trompadas que hacer arte para mi, como para él, es un hecho necesario de todos los días. Obsesivamente creo, porque solo así escapo de la locura que provoca adaptarse al mundo de hoy.
Trabajar tanto a veces te destruye, te despedaza como a un viejo edificio, pero de estos escombros se retorna más vivo y más fuerte y a ellos también rindo homenaje.
Pedro Peralta